Hace años, cuando vivía en España, busqué alguna canción para escuchar de Lucas Martí. Venia de leer decenas de notas en prestigiosas revistas como la Rolling Stone acerca de este prestidigitador de canciones para el cual tanto músicos como periodistas no tenían más que enardecidos elogios. Con mi sed de canciones perfectas que me acompaña aún hoy, cargué entonces una solitaria canción encontrada en el Myspace de Lucas en mi Ipod.
Era una canción rara, inencasillable, quizás casi tanto como su autor: imposible predecir para donde irian la melodia, la letra o los acordes.
No era mi canción favorita de Lucas. A diferencia de lo que me pasó con 100 que escuché después, no me sentia reflejada en su viaje emocional.
Pasaron años. La canción nunca logró penetrar del todo en mí.
Al mismo tiempo, yo seguía la carrera de su hermano Emmanuel Horvilleur, sintiéndome siempre muy cerca de los mundos que el transitaba luego de la separacion Kuryaki.
Fue así que un buen día me tope con un hermoso disco donde los dos hermanos habian colaborado al servicio del proyecto solista de Emmanuel.
Ese es el moento que identifico como el comienzo de mi enluquecimiento.
Ademas de pensar que el disco era una belleza, me pasó una cosa rara: Me descubrí a mí misma esperando con ansia cada momento en que aparecía la voz de Lucas y, a pesar de haber escuchado solo una canción de él antes de eso, creí saber identificar y valorar sus aportes a la música de Emma.
Fue recién ahí que salí a buscar cosas de Lucas para escuchar: necesitaba mucho más.
Las emociones que me esperaban jamás habría podido soñarlas.
Solamente con entrar a su youtube, uno podía vislumbrar que se encontraba frente a la monumental obra de un artista consistente riguroso y único: a todas luces un genio.
Descubrí allí y en sus discos PON EN PRÁCTICA TU LEY, PAPÁ, SEGUNDO Y ÚLTIMO ACTO DE NOCIÓN (y varios más) a un productor capaz de arreglar cuerdas y ponerlas en el lugar perfecto para crear climas de deliciosa melancolía y pianos que nunca van para donde uno espera, cosa que uno agradece siempre, y capaz de crear arreglos de voces para los que la calificaciòn de perfectos se queda corta.
Una nota aparte merecerian sus letras, que ya por sí solas conformarían una obra poetica monumental.
Esas letras donde los personajes ocupan y habitan los baldios de amor que todos tenemos y lucas se muestra ¨blandito ante lo desconocido¨ y ¨cada puto texto te hace ver que frágil sos”, o donde Lucas sueña con ” pensar pero no trabajar” desde AVENTURERO, el corte de difusión de su último disco (Segundo y último acto de noción).
Y es que hay tanto para descubrir de Lucas! Los videos de su banda A-tirador láser muestran una banda contundente donde cada canción se vive como un viaje emocional perfecto, el proyecto PAPÁ lo muestra escribiendo canciones en voz femenina, como si él mismo hubiera vivido todas esas cosas: “en público es divino/un monstruo cuando está solo conmigo”, y arreglando las voces de algunas de las cantantes más exquisitas de la región haciendo gala de la misma exquisitez tanto en la composición como en la producción.
Pero mejor no hablar más. Ahí les dejé algunas de mis canciones favoritas de Lucas, para que lo vean por sí mismos.
Por suerte, Lucas va a estar por primera vez en Montevideo el 29 de octubre en Café La Diaria, en un show acústico que promete junto a Ezequiel Kronenberg. Más info en el evento de Facebook aquí.
Ahora contanos en los comentarios: Cuál es tu canción favorita de Lucas y por qué?