Juan Pablo Chapital en Sala Zitarrosa Parte 2

Three candombe DRummers

Volviendo a Opi, para continuar con el orden cronológico de los temas, realmente ese escenario se quedaba chico para contener tanto swing. Destacaban Nino Restuccia como invitado en el bajo y tal vez la mejor cuerda de tambores que uno pueda pedir en este país, Nego Haedo, Noe Núñez y Ferna Núñez. Nego Haedo, a quien vi por primera vez hace muchísimos años tocando junto a Jaime Roos, también fue el encargado de la percusión, en los momentos en que no llevaba colgado el tambor piano. En un momento del show, y con las dos performances recientes de Nego a dúo con Nico Ibarburu frescas en mi cabeza, al observar a Nego crear esa magia que sólo el puede detrás de su artillería fantástica de instrumentos, susurré al oído de Eli-u: Si Nego hubiera nacido en Estados Unidos estaría dando conciertos en el Carnegie Hall; o si hubiera nacido en Brasil nomás.

Three candombe DRummers
No tenés cuerda de tambores! Nego & the Núñez family (Foto de Paola Nande)

Luego fue el turno de Quique Ferrari, bajista importado por el Chapa de Buenos Aires, luego de su fructífero paso de varios años por esa ciudad, quien tocó y cantó sus hermosas melodías deformes, con un particular estilo que fue enormemente apreciado por el público. Más allá de la admiración que tiene Chapa por la música de Ferrari, el hecho de que incluya un segmento de su propio show donde Ferrari queda solo para mostrar su arte habla también de una gran generosidad por parte del Chapa, que nos hace valorarlo y apreciarlo aún más.

El blues con el que a continuación se despacharon Chapa y Christian Cary (LA TRIPLE NELSON) fue realmente un goce puro que nos transportó de inmediato a lo más profundo, valga la redundancia, del Deep South, con un ritmo sólido y contundente llevado por Cachi Bachetta en la batería, todo el soul que debe tener un blues en la garganta y en las tripas de Christian Cary y con un solo de guitarra de Chapa realmente delicioso. Este tema fue para mí realmente un descubrimiento, porque no consumo bandas de blues locales, y porque no sabía tampoco que Chapa, aparte de todo, era también un gran guitarrista de blues. La conmovedora performance de Cary me dejó también con ganas de ver algún show de su banda.

El tema que siguió fue un tema instrumental que Chapa tocó solo, Un tema acústico simple y complejo, es decir, con todo lo complejo que es llegar a la síntesis de una música que parezca simple y perfecta como esa. Para esta música, Chapa convocó nada menos que a Fernando Cabrera para que escribiera una letra. Como lo relatara Chapa esa noche, Cabrera ya ha escrito la letra y la ha titulado, con esa genialidad que lo caracteriza, “Chapa y pintura”. Se comenta que habla sobre un taller mecánico; habrá que ver el próximo show de Chapa para descubrirlo.

La siguiente fue Silence please, tema que Chapa dijo haber escrito a su regreso de Buenos Aires, bsucando el silencio montevideano. Luego de esta melodía capaz de calmar a las fieras, fue el turno de una música dedicada a Miles Davis titulada Espárragos del delirio. Lo de los espárragos viene por el lado de que tiene una melodía completamente pegajosa que recuerda a un tema de la serie ALF que hablaba de unos espárragos, aunque en la Zitarrosa Chapa no contó esa historia, como lo hiciera anteriormente en el Tartamudo.

Lo que pasó en la Zitarrosa con los espárragos hizo que escribiera entre mis lacónicas notitas en el Blackberry (que tomé para no olvidar mis impresiones sobre el show): What the groove! Creo que esas palabras resumen un poco todo. La verdad es que la Zitarrosa explotó con Espárragos. Para seguir con las notitas textuales del Blackberry sobre este tema, ahí van algunas otras: Nego la rompe, Chapa la rockeó. La verdad es que el tema es realmente genial, y fue un momento para ver brillar al Chapa en todo su esplendor, acompañado por una banda que lo acompañaba como nadie, donde las individualidades brillaban, pero sin dejar de estar todas puestas al servicio de la música.

La grabación de ese tema en el disco es realmente un disfrute, con el bajo poderoso de Malosetti la voz deliriosa (permítaseme el neologismo) de Rada, y la acertada participación del inspirado Hernán Jacinto en teclados, para citar sólo algunos de los ingredientes de ese combo explosivo. Supongo que a Miles le habría gustado inspirar músicas así.

En este momento también me gustaría dedicar unas palabras al saxo de Benjamín Barreiro que fue, a mi modo de ver, todo lo sutil que puede ser un saxo, que ya no es decir poca cosa, y lo que más me llamó la atención fue la forma en que todo lo que tocaba se amalgamaba perfectamente con el resto, sin que nada faltara y nada estuviera demás.

La verdad es que fue un show altamente disfrutado por el público que agradeció compartir ese momento tan especial con Chapa. Fue una lástima que faltara con aviso Urbano Moraes, quien en el disco canta Tipo Caimmy con toda la belleza a la que nos tienen acostumbrados su alma y su garganta. Hay que celebrar realmente la forma en que Urbano ha apoyado y se ha vuelto uno más de la generación maravillosa de músicos a los que el Chapa pertenece. He aquí alguien que no falta nunca en discos ni shows de estos músicos más jóvenes, haciendo gala de una generosidad y una grandeza que bien vale aplaudir.

Y hablando de bajista, vaya lo mismo para Javier Malosetti, que también aparece como invitado en Anfibio de Nico Ibarburu, a quien también hay que agradecer esa entrega de la gente que hace cosas con el corazón y no para sacar ningún provecho, por la forma en que ha apoyado tanto desde la vecina orilla como en sus visitas a Montevideo a estos jóvenes músicos uruguayos.

Chapa estaba muy nervioso esa noche y no era para menos. Estaba tan nervioso que sus palabras dieron lugar a momentos muy graciosos y entrañables. Dicen que Miles Davis nunca hablaba en escena, lo mismo me contaba Pablo Sciuto, cantautor uruguayo radicado en Madrid, acerca de Lenine, agregando que le gustaría llegar a ese punto en que todo lo que hubiera en el escenario fuera sólo la música. Al Chapa los nervios le pegaron para la verborragia, y realmente esto dio lugar a momentos muy divertidos, hasta que se tranquilizó un poco, aunque nunca del todo, dadas las múltiples emociones de la noche.

Luego del show estuvimos hablando de este tema con Eli-u, una cantante que domina ampliamente el arte de la escena. Yo le mencioné un momento de su último show en Guambia, donde habló de unas ranas que habían llovido por Brasil, lo que en el momento me hizo recordar a una escena de Murakami (Kafka on the shore; llueven ranas y creo que sanguijuelas también). Eli-u explicaba que si bien ella no prepara lo que va a decir, sí algunas veces toma notas mentales de cosas que le parecen interesantes para compartir con su audiencia.
La verdad es que menciono esto porque me parecen datos curiosos e interesantes, ya que no me interesa juzgar las cualidades escénicas de Chapa. A juzgar por lo que vimos los privilegiados que estuvimos en la Zitarrosa, si Chapa sigue componiendo y tocando así, no creo que nadie le vaya a pedir que haga chistes ni nada por el estilo. Como diría Miles, la música será mucho más que suficiente.

2 thoughts on “Juan Pablo Chapital en Sala Zitarrosa Parte 2

  1. Una pequeña corrección: quique ferrari no es porteño, sino de una pequeña ciudad de la provincia que se llama azul
    gracias

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