El inconmensurable Osvaldo Fattoruso: Parte 2

Square

the silent drums
will never play the same

our heart is changed

Acá va la segunda parte. Hay mucho dolor, pero también mucha belleza y mucho amor. Espero que disfruten y saboreen recordarlo una vez más y muchas, muchas más.

Conocí a Osvaldo por los Shakers, cuando me contaron que el tocaba la bata y Hugo el piano…bueno..hermoso escucharlo en Opa, con Mariana Ingold, todo el vocabulario que dejó para tocar la música de Uruguay es incomparable. Creo que ha influenciado a muchos músicos. Tuve la suerte de compartir en estudio y en vivo, con música de Spinetta el proyecto “la la la”,  hasta incluso un trío con Machi, Osvaldo y yo. La última vez que toqué fue cuando nombraron ciudadano ilustre a Hugo. Tocó en el Solís y después nos fuimos al Fun Fun, frente al Solís. Hugo venía de tocar en ese hermoso teatro y estaba tocando con Osval y Ciruela ardiendo en ese pequeño boliche! Luego subí a tocar y tocamos, como todos los capos, te hacen sonar mejor. Un cariño muy grande para esa familia tremenda y un gran y fuerte abrazo para él, donde sea que esté.

                                                                                 MONO FONTANA (Buenos Aires)

Osvaldo Fattoruso was a very talented drummer, he invented a new form to play candombe on the drums. He made a great impression for drummers who are just beginners. He was a very good musician. Any song you wanted to learn, he could play it for you. No one will be able to replace him. He was a very hard-working man and cared a lot about music. He was drummer of ‘Los Shakers’ from 1963-1971 along with his brother Hugo Fattoruso. He passed away July 29th, 2012 due to cancer at age 64. He had 1 daughter named Lucila Fattoruso. He had 4 nephews that are all musicians Francisco is a bass player, Christian is a guitarist, Alexander plays guitar, bass and vocals, and Luanda is a singer. He was also in a group called ‘OPA’. He was the son of Antonio Fattoruso and Josefa Dolci. He was a great uncle to 5 children. He was a great drummer and will never be forgotten.

Osvaldo Fattoruso fue un muy talentoso baterista que inventó una forma nueva de tocar candombe en la batería. Tuvo una enorme influencia sobre los jóvenes bateristas. Era un gran músico. Cualquier canción que uno quisiera aprender, el podía tocarla. Nadie será capaz de reemplazarlo. Era un gran trabajador, y amaba la música. Fue baterista de ‘Los Shakers’ entre 1963-1971 junto a su hermano Hugo Fattoruso. Nos dejó el 29 de Julio de 2012, a causa del cáncer, a la edad de 64 años. Tenía una hija llamada Lucila Fattoruso y cuatro sobrinos que son todos músicos, Francisco es bajista, Christian es guitarrista, Alexander toca la guitarra, el bajo y canta, y Luanda es cantante. También estuvo en una banda llamada ‘OPA’. Era hijo de Antonio Fattoruso y Josefa Dolci. Era tío abuelo de 5 niños. Fue un gran baterista y nunca lo olvidaremos.

LUANA FATTORUSO (Montevideo)

En los ochenta, viviendo en Buenos Aires, Osvaldo oyó un tema de mi primer álbum. Me mandó decir que si no lo invitaba a la próxima grabación, venía igual. Y que si no tenía plata para el pasaje, se venía a nado. No tuvo que nadar y se quedó instalado en mi corazón para siempre. Desde entonces, no hay un sólo día en que no toquemos juntos.

Osvaldo junto a su madre, su hermano y sus sobrinos

MARIANA INGOLD (Inverness, California)

Tuve la suerte de poder conocer, tocar y grabar en algunas en oportunidades con Osvaldo. Él, siempre con la mejor disposición, el primero en llegar, una sonrisa dibujada en la cara, sea lo que sea lo que había que tocar…hasta en momentos jodidos por su enfermedad.

Estar cerca de él, siempre me provocó un nervio lindo, un respeto tremendo y una alegría inmensa. Osvaldo como héroe de la música uruguaya, con los Shakers, Opa, Rada, Osvaldo y Mariana, Trío Fattoruso, Urbano etc…, tuvo mucho.. o mejor dicho todo que ver, con mi decisión de elegir la música como camino para mi vida.

Gracias por todo Osvaldo!! Te extrañamos mucho y siempre vas a estar entre todos nosotros en la música, las anécdotas y el corazón. Ojalá tomemos el ejemplo de tu actitud hacia la música

JUAN PABLO CHAPITAL (Montevideo)

Yo no hablo, escribo.
Me enamoro de las palabras, me emociono y me sorprendo con sus mil interpretaciones y significados, admiro a quienes tienen el don de decir con belleza y creatividad.
Hoy, yo no puedo escribir.
No puedo decirles nada, tampoco cantar ni tocar la bateria.
La ausencia de mi mejor amigo, por ahora es silencio…..
Quedan en silencio las historias compartidas durante 17 años, me acompaña el silencio en la calle que conecta su casa con la mia y en el pieza donde sonaban las 2 baterias todos los domingos a la tarde, no se escucha más que el eco de esa música, un poco de viento, los autos en la calle y algún vecino que nos hacia reir cuando lo escuchabamos pasar.

Por ahora me acompaña el silencio y el dolor más profundo que conoci, no tengo nada para decir a uds, nada para escribirles.
El tamaño de esta ausencia se lleva las palabras y todo lo que pueda contar de la persona que fue mi imagen de familia, mi mayor ejemplo de paciencia y perseverancia, esa persona que vio el lado brillante de lo más oscuro hasta el último dia de su vida, esa persona a quien decidi acompañar en el dolor para decirle gracias…. hasta el final.

Hoy, no tengo nada para decirles, pero estoy segura de que a él, sin hablarle, se lo dije todo,… inclusive adiós.

NATY GIACHINO (Montevideo)

Mind Projects is remaining in Magic Time Hace un tiempo estuve intercambiando correspondencia con Osvaldo, hablando de algunos sueños, de algunos recuerdos de algunos proyectos  Algunos de estos algunos se habían generado al escuchar el tema del album de vinilo de Magic Time, en una victrola imitación vintage que tengo aquí en mi escritorio en mi casa de Santa Monica. La primera canción del lado 1 titulada “Mind Projects,” dura 5 minutos y 55 segundos. En la contratapa del disco se establece entre paréntesis  “Rada—H. Fattoruso; English Lyrics by G. Fattoruso.”

Entonces, Jorge Osvaldo Fattoruso es el autor de una breve letra en inglés dentro de una canción cuya letra completa combina dos idiomas, un tema cantado y tocado en por lo menos dos expresiones culturales. Sin embargo, este tema es fácilmente hablado en uruguayo, interpretado en uruguayo, y fue tocado por uruguayos a unos pocos kilómetros de mi casa, en Berkeley y en Los Angeles, California, entre febrero y marzo de 1977.

En una introducción extraordinariamente familiar para cualquier oyente uruguayo lo primero que uno escucha apenas la púa se apoya en el surco es una introducción acústica, casi una marcha autóctona esta vez, con flautas, ocarinas y silbiditos orquestados con otros sonidos de instrumentos de percusión que suenan con esa autenticidad innata de ése conocido lugar al que nos lleva esta música. Y de ahí el tema arranca apurando esa marcha, haciéndola sonar un poco más modernizada, en un movimiento original y primal, que eventualmente transitará a un lugar sónico más contemporáneo de rock&roll. Pero antes de llevarnos a atravesar sus varias dimensiones, en una dulzura casi beatleana de voces y armonías afinadísimas, Mind Projects se abre de lo ritual a lo sagrado y al vezre, como una ventana que no tiene ni adentro ni afuera, diciendo: “hello love, hello there, do you know how much I care, I can’t wait to be there, where I can smell the sweetness of your hair.”

Inmediatamente con la canción se anuncia también el piano magistral de Hugo a un tempo preciso y gemelo con la batería de Osvaldo, todo suave, casi lento, y la música, las músicas en tántrica unión subiéndonos el alma mientras nos va llevando despacito a la sorpresa. Y vemos a los músicos, reconocemos sus gestos tan familiares que hoy again nos hacen verlos tocando aquí mismito, armados sus instrumentos sobre la alfombra del lugar que ocupamos. Y van entrando ellos, y sus manos y dedos ahí arriba del surco que gira, que se mueve a ritmo de clave de las congas de Rada, medio tanteando, medio rengueando, como llevando la cuerda recién salida de la esquina donde todavía humea la fogata.

Y después, así todo en melódica transición transformativa los palos de George golpean in crescendo, subiendo a los proyectos de la mente el alma, y escuchamos claramente a la memoria en lo que reconocemos como nuestro. Y es George quien nos anima a cruzar otra puerta más, a otra dimensión de rock, rodando con la voz del negro a todo lo que da y va diciendo: “Querídimo Uruguay,/ te tengo que confesar/ que hay veces que no te escribo porque no me contestás./ Cuidame bien el tambor, a mi novia y a mi mamá,/recordate que en mi mente siempre estás.” Y entonces, claro, todo es Call and Response, todo es llamada y respuesta…de candombe y de “Rocanrol Rocanrol Rocanrol I love you.”

El tema es que el tema es familiar para cualquier oyente uruguayo no necesariamente porque los yoruguas de allá o de acá tengamos este tema tan súper bien junado, sino porque la música es netamente de sonido uruguayo. El tema es que en este tema está todo, y el vale todo vale más que el más te vale. Porque si se trata de Osvaldo, lo que haya habido es lo que habrá de quedar sonando con todo el valor de su naturaleza, su valor, su candor que, paradójicamente, le garantizan su marca registrada, su Made in Uruguay, su originalidad netamente universal que lo expande a lo extraordinariamente humano que ciertamente lo resuelve como único en el mundo. El tema es que el tema “Mind Projects” es familiar también en lo que proyecta la memoria hacia el presente, éste mismo que ya pasó y que igual se queda sonando en el aire, en un Uruguay de aquí y de ajuerita que no sería tal si no fuera por Jorge Osvaldo Fattoruso, y Hugo Fattoruso y Rubén Rada tocando en, por ejemplo, “Mind Projects.” Porque este tema sincretiza y consolida ciertas experiencias de la identidad de ser uruguayo, del ser uruguayo. Y su música concretiza la composición de la identidad cultural del ser y existir uruguayezcamente en cualquier lugar donde la mente nos pueda proyectar acompañados por tan tremenda genialidad, genialidad que se queda en cada acá a la voz de Osvaldo diciendo un dos tres, justo ahora.

CECILIA MARTINEZ-GIL (Santa Monica)

El día que pasó lo de Osvaldo fue el bautismo de mi sobrina Pilar.   Cuando entré a la iglesia , vi que había en el altar una batería, sin nadie tocándola, con un rayo de sol cayendo justo encima de ella, luego de atravesar una cruz de un tamaño irreal. Entre la belleza de la vida de mi sobrina, la mañana de sol y la tristeza y la batería que me lo recordaba inexorablemente y el vacío que  se sentía en el mundo, escribí estas líneas.

Baptism of the drum (Montevideo, July 29th, 2012)

Remembering
her cotton days
when she was born

and now
in holy water raised
There was a drumset
in the sunshine church
I thought of him
and you
of the way we were blessed
in him
the silent drums
will never play the same
our heart is changed
…………
The Beat

Drumsticks
para tocarte el corazón

quiero tocarte el corazón
pero ya vuelas

y no te puedo alcanzarquiero tocarte el corazón
una vez máscomo me lo tocabas vos a mí
como nos
anclabas a la tierra
y nos llevabas
a viajar por el espacioquiero tocarte el corazón
pero el silencio
que has dejado
no me dejaquiero romper ese silencio
para decirte
una vez mássos grande de verdady no es lo que tocás
que te hace grande

es tu alma deliciosa
tu generosidad
lo que nos das

belleza que regalas

por todas esas cosas
daría cualquier otra

para tocarte el corazón
una vez más

tocar tu corazón
y que me llegue algo
de tu luz

tu linda luz
que no se olvida más

VERONICA PAMOUKAGHLIAN (Montevideo)

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